Heinrich Rudolf Hertz
En 1887, en un célebre experimento, Hertz logró transmitir ondas electromagnéticas entre un oscilador (antena emisora) y un resonador (antena receptora), confirmando experimentalmente las teorías del físico inglés James C. Maxwell sobre la identidad de características entre las ondas luminosas y electromagnéticas. En su honor se denominan ondas hertzianas o hercianas a las ondas electromagnéticas producidas por la oscilación de la electricidad en un conductor, que se emplean en la radio; también deriva de su nombre el hercio, unidad de frecuencia que equivale a un ciclo por segundo y que se representa por la abreviatura Hz (y sus múltiplos: kilohercio, megahercio y gigahercio).
Hertz consiguió medir la longitud de onda y la velocidad de propagación de las ondas electromagnéticas, y halló para su velocidad un valor muy aproximado al previsto por Maxwell (es decir, la velocidad de la luz: 300.000 kilómetros por segundo). Mostró que estas ondas son "transversales", como las de la luz, y descubrió asimismo que en las ondas electromagnéticas se daban también los fenómenos de reflexión, refracción y polarización.
Con todo ello la teoría electromagnética de Maxwell, formulada dieciséis años antes, encontró una confirmación experimental, y fue posible establecer la naturaleza electromagnética de la luz.
Guglielmo Marconi
En 1894, en una finca que poseía la familia en Pontecchio, cerca de Bolonia, Marconi comenzó a realizar sus primeros experimentos, para lo cual construyó un emisor y un receptor basado en el modelo creado por Hertz. En sus experimentos comprobó que era posible mejorar el alcance de las transmisiones que realizaba, utilizando antenas verticales. Trató, además, de mejorar la sensibilidad del oscilador y del receptor inalámbrico, incrementar su potencia y hacer que cubriera una mayor distancia.
En el otoño de 1895, después de haber realizado muchas pruebas, Marconi logró que su transmisor cubriera una distancia de 2 kilómetros e incluso superara obstáculos naturales. Para entonces, con tan sólo 23 años de edad, había logrado hacer realidad la transmisión inalámbrica.
Alexander Grham Bell
Con la entusiasta colaboración del joven mecánico Thomas Watson y el patrocinio de los padres de George Sanders y Mabel Hubbard (con quien se acabaría casando el año 1877), dos estudiantes sordos que habían recibido clases de Bell, diseñó un aparato para interconvertir el sonido en impulsos eléctricos. El invento, denominado teléfono, fue inscrito en el registro de patentes estadounidense en 1876.
En un primer momento el teléfono levantó todo tipo de comentarios irónicos; sin embargo, cuando gracias a las aportaciones de Emil Berliner empezó a revelarse como un medio viable de comunicación a larga distancia, se entablaron controvertidos litigios por la comercialización de la patente. El mismo día que Bell, pero unas horas después, Elisha Gray había patentado un aparato similar; actualmente se reconoce que la paternidad del invento debería atribuirse a Antonio Meucci, quien había registrado su «teletrófono» en 1871.
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